Fuente: Clarin.com
Las versiones digitales de los productos culturales no tienen el éxito asegurado. No, al menos, uno absoluto, en todos los campos y exento de vaivenes. Lo muestran los últimos datos sobre el comportamiento de los mercados estadounidenses de la música por un lado, y de los libros por otro. La adopción de la música digital avanza sin pausa, ahora impulsada por los servicios de streaming (reproducción de canciones sin que sea necesario bajarlas a dispositivos). Pero el mercado de los libros digitales ha experimentado un retroceso.
Datos de la Recording Industry Association of America (RIAA) señalan que en la primera mitad del año y por primera vez, el streaming fue en los Estados Unidos un negocio más grande que el de la música en soportes físicos. Si las tendencias actuales continúan, se estima que el año que viene la música online superará al sistema de download (bajar canciones) y se transformará en la mayor fuente de ingresos para la industria de la música. Según el informe de la RIAA, en los primeros seis meses de 2015 las ventas por streaming superaron los us$ 1.000 millones de dólares, con un crecimiento del 23% en relación a los us$ 834 millones que había facturado la modalidad en la primera mitad de 2014. Mientras, la música distribuida en formatos físicos –que generó us$ 748 millones en la primera mitad del año– cayó 17% en relación al mismo período de 2014.
A la vez, el último reporte de música digital de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) da cuenta de que las ventas mundiales de música digital igualaron por primera vez las ventas físicas en 2014, alentadas por el éxito del streaming.
Casi al mismo tiempo, la Asociación de Autores de Estados Unidos, que recaba datos de casi 1.200 editoriales, señaló que la venta de libros electrónicos (e-books) cayó un 10% en los primeros cinco meses de este año.
Existen señales de que un buen número de los aficionados a los libros electrónicos están regresando a las ediciones impresas o, al menos, transformándose en lectores que oscilan entre ambos mundos, señala The New York Times a partir de las nuevas cifras.
El marcado retroceso actual en las ventas de e-books resulta más llamativo cuando se considera el vertiginoso crecimiento que los libros digitales experimentaron entre 2008 y 2010: 1.260%.
Por su parte, en la Argentina, aun contando con estadísticas menos precisas, puede observarse un panorama congruente con el que muestra Estados Unidos: música digital en auge; mercado de libros digitales con crecimiento más lento y sin tomar un rumbo claro.
Según datos de la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif), durante 2014, las ventas de música digital crecieron un 67,74% en relación al año anterior.
Damián Amato, que está al frente de Sony Music, le dijo a Clarín que en la ofertas de servicios de streaming puede verse el crecimiento de esa modalidad de acceso a la música en el país. Aun cuando aquí los soportes físicos sigan mandando en facturación, la tendencia es que la brecha entre ambas opciones se achique y que en algún momento los nuevos modos de distribución se impongan, opina Amato.
Por otra parte, en un escenario sin cifras certeras sobre las ventas de libros digitales, Roberto Igarza, experto en consumos culturales y miembro de la Academia Nacional de Educación que sigue de cerca el tema, señaló que la percepción es que la venta de e-books no crece.
Sin embargo, dice Igarza, cada vez es más necesario analizar por separado unidades vendidas y lectura digital como práctica. Que se vendan pocos e-books por los canales principales no quiere decir que no exista un aumento de la lectura en diferentes soportes. Las cifras de ventas de e-books suelen dejar afuera, por ejemplo, la autoedición, donde hay mucho material que se lee y es gratis.