Ahora, los libros eróticos salen de las sombras

Fuente: lanacion.com

Tras el fenómeno Grey, las novelas que hablan de sexo encabezan las novedades editoriales

¿Y cómo responde la industria cristiana?

Por Violeta Gorodischer  | Para LA NACION

Aunque nunca se sabe bien qué transforma un libro cualquiera en un best seller, algo es claro: el hallazgo de ese increíble fenómeno editorial titulado Cincuenta sombras de Grey fue haber identificado a un público femenino ávido de una literatura al filo entre el erotismo y el porno soft . Según los estudios de marketing, que bautizaron al género como «mommy porn», el librocautivó sobre todo a mujeres en la franja de treinta a cincuenta años. Y como dicen los que saben, lo que funcionó antes, bien puede funcionar ahora. De ahí que la fórmula prolifere en diferentes formatos.

En lo que va del año, varias editoriales anunciaron títulos «hot», e incluso reflotaron clásicos que ganaron nueva vigencia. Planeta, por ejemplo, reeditó Tess, una novela erótica que el inglés Thomas Hardy publicó en 1981 y que aparece en la trama de James. También preparan El kamasutra de Grey (ilustrado), de la española Laura Elías, y Cincuenta sombras de Gregorio, una sátira a cargo de la italiana Rossella Calabró.

El sello Suma de Letras, de Alfaguara, publicará Desnuda, otra trilogía escrita por la estadounidense Raine Miller, que desde el primer tomo, titulado El affaire Blackstone I, recurre a estrategias ya probadas. Digamos: Ethan Blackstone es un millonario atractivo y protector; Brynne Bennet, una chica inestable psicológicamente. Ambos se conocen en una muestra de fotos y ella sucumbe a sus encantos… Si a nadie le suena argumento conocido, que tire la primera piedra.

También Plaza & Janés seguirá en esta línea con Diario de una sumisa, de Sophie Morgan (obviamente, con relaciones desiguales de poder) y The Juliette Society, de Sasha Grey.

Pero no todo termina aquí. Hay otras propuestas que delinean su propio camino, como El centro del mundo , tres nouvelles del reconocido escritor uruguayo Ercole Lisardi. O el caso de la argentina Anabella Franco con Nada más que una noche (Ediciones B), la historia de un soltero obsesionado con las relaciones casuales hasta que una mujer le mueve el piso por completo. Incluso apuestas más arriesgadas a nivel literario, como la antología de cuentos «calientes» escritos por jóvenes autoras argentinas bajo el título 40 grados a la sombra , del sello Emecé. «El porno es históricamente un género encarado por hombres, en todos sus formatos. En este caso, elegir sólo escritoras mujeres me pareció una forma interesante de revisitar el género desde una perspectiva innovadora», dice Julieta Bliffeld, compiladora de esta antología en la que participan Lola Arias, Gabriela Bejerman, Fernanda Nicolini, Virginia Cosin y Mariana Chaud, entre otras.

«Lo interesante es ver cómo a partir de un libro se genera un fenómeno mundial que rompe con el techo de cristal de su propio formato para conquistar otros mercados. Esto pasa muy de vez en cuando y cuando sucede es agradable para quienes confiamos en el proyecto», dice Florencia Cambariere, la editora de Random House Argentina que aceptó la historia escrita por una tal E.L. James acerca de un millonario y una joven alumna dispuesta a iniciarse en el sadomasoquismo, abriendo esa puerta que está bien lejos de cerrarse. Los números lo dicen todo. Doscientos mil ejemplares en la Argentina, cincuenta millones a nivel mundial, la obra más vendida en la historia de Inglaterra: desde el ya desplazado Harry Potter que la industria editorial no veía cifras semejantes. Publicado en un primer momento por una pequeña editorial, Cincuenta sombras … se transformó en menos de un año en un boom que ya va por la tercera entrega (le siguieron Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas ) y todavía rankea primero entre los libros más vendidos de nuestro país. Moda pasajera o género que se impone, la estrategia de marketing funciona y lo cierto es que, quien empieza con una, sigue con las demás. Es el caso de Julia Szejnblum, que leyó los tres tomos y ahora está con Nada más que una noche, de Anabella Franco. «Siempre me divirtió la literatura erótica tipo Henry Miller, y cuando supe que había un best seller soft porn me lo bajé al Kindle y me lo terminé devorando», cuenta esta estudiante de Letras que se divierte alternando sus lecturas de rigor con «algo más liviano». «Lo que más me gusta son las historias de amor, es lo que en verdad te atrapa y te hace leer todos los tomos. Lo del sexo es una vuelta de tuerca a esta relación amorosa. Le agrega un poco de morbo», dice.

Miriam Criboli, por su parte, arrancó con la trilogía y siguió con Pídeme lo que quieras, de Megan Maxwell, y El tutor , de Robin Schone. Es una lectora entrenada, y ninguna le fascinó, pero no quería dejar de ver de qué se trataba el asunto. «A esta literatura no se llega buscándola; las que leemos mucho, vemos un título y lo compramos», dice. A la hora de los balances, su conclusión es que prefiere novelas románticas con la dosis justa de erotismo, como los libros de Florencia Bonelli, por ejemplo.

«Los editores debemos amigarnos con las modas porque los libros no se quedan fuera de las tendencias. Esto abre puertas para que clásicos de la literatura erótica renueven sus lectores. Desde D.H. Lawrence hasta Nabokov», plantea Cambariere. Por eso están, también, aquellas que siempre fueron fanáticas del género y recién ahora se sienten legitimadas. Como Analía Pinto, una devota de Erica Jong y Anaïs Nin, que aún no leyó nada de la nueva ola, pero celebra el auge. «Se apela a la celebración del cuerpo y eso no es malo, hace falta más disfrute», opina. Ella se tranquiliza al sentir que «no soy una freak porque me guste algo «fuera de la norma». De pronto, se abre el campo de las experimentaciones a partir de haber leído. Esto repercute en el cuerpo y a veces, quizás, en la propia sexualidad.»

¿Y por qué las que más leen son mujeres? Bueno, razones hay muchas. Tal vez la más coherente sea la que señala la confluencia del conflicto amoroso con escenas de sexo lo suficientemente cuidadas para el nivel de tolerancia de la mirada femenina. «Es una mirada que vira hacia lo erótico, tal vez sin conciencia. Pero creo que los hombres conciben lo pornográfico como aquello que traspasa algún límite respecto de lo que se considera una sexualidad «normal», mientras que las autoras lo tomaron como la inclusión y descripción explícita de situaciones sexuales», plantea Bliffeld.

A eso habría que sumar el hecho de que son ellas las que definen la compra, considerando que el mercado editorial es una suerte de matriarcado en donde las mujeres son mayoría, de uno y otro lado del mostrador. Y no subestimar el punto de la identificación, claro. «La nueva literatura erótica está escrita mayoritariamente por mujeres. Las lectoras se sienten identificadas con las preguntas y fantasías sexuales que plantean las autoras», opina Federico Andahazi, cuyo último título, El libro de los placeres prohibidos , revisita la sexualidad desde el principio de los tiempos.

¿Y cómo responde la industria cristiana?

Andrés Schwartz, de la editorial Tyndale Español, expresó lo siguiente:

La historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes. No hay nada realmente nuevo bajo el sol. A veces la gente dice: «¡Esto es algo nuevo!»; pero la verdad es que no lo es, nada es completamente nuevo. – Eclesiastés 1:9-10

Desde el principio en Génesis 3 vemos como nuestra carne es débil y que el enemigo esta allí para destruir nuestras relaciones. En el caso de la pornografía el hombre es atrapado por lo visual y la mujer es aferrado por su fantasía. Jesús hablando específicamente a los hombres avisa,»Han oído el mandamiento que dice: “No cometas adulterio”. Pero yo digo que el que mira con pasión sexual a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.” – Mateo 5:27-28. Esta advertencia también aplica a las mujeres en cuanto usan su fantasía para cometer el adulterio.

Este tipo de lectura (porno “soft”) esta contra la Palabra de Dios y la Iglesia debe de responder de la siguiente manera:

  1. 1. Claramente, fuertemente y sin hacer concesiones renunciar este tipo de lectura como algo que es peligroso, malo y contra la voluntad de Dios.
  2. 2. Promover la lectura de la Biblia. Dwight L. Moody sabiamente dijo,«La Biblia te mantendrá lejos del pecado, o el pecado te mantendrá lejos de la Biblia.» El mejor remedio contra este vicio del porno “soft” es leer la Biblia.
  3. 3. Enseñar que cuando alguien siente la tentación de ir a la pornografía que deben orar por la ayuda del Espíritu Santo, pensar en el daño que hace la pornografía, alejarse físicamente de la tentación, y buscar el apoyo de otro cristiano. (Solamente buscar el apoyo del sexo opuesto si es su cónyuge o pariente.)
  4. 4. Promover relaciones santas donde Dios es honrado y glorificado. Evitar que los jóvenes “salgan” unos con otros. La fornicación emocional también es peligrosa. Las relaciones entre los jóvenes deben mantenerse al nivel de solamente “amigos” hasta que se establece un claro compromiso que la meta de la relación es el matrimonio, y entonces se debe conducir esa relación resueltamente con el propósito de prepararse para el matrimonio. Si los jóvenes tienen una visión correcta de cómo deben manejar sus relaciones con el sexo opuesto existe menos riesgo que se enfoquen en estas fantasías porno “soft”, porque van a reconocerlas por lo que son – basura.
  5. 5. La Iglesia debe recomendar libros, películas, música, etc. que da honra y gloria a Dios. Lamentablemente dentro de la Iglesia Hispana muy pocos leen novelas cristianas. Las novelas cristianas ofrecen la verdad de la Palabra de Dios a través del poder de la historia. Jesús mismo uso parábolas para enseñar, y una parábola es un cuento de ficción. En vez de leer estas novelas de porno “soft” leer novelas Cristianas.

Nadie ha dicho que el camino con Dios será fácil, pero nos lleva a una recompensa eterna. El otro camino puede ser muy atractivo, pero siempre nos llevara a la destrucción.

Sólo puedes entrar en el reino de Dios a través de la puerta angosta. La carretera al infierno es amplia y la puerta es ancha para los muchos que escogen ese camino. Sin embargo, la puerta de acceso a la vida es muy angosta y el camino es difícil, y son sólo unos pocos los que alguna vez lo encuentran. – Mateo 7:13-14