Amazon: entre negocios y pesquisas

Fuente: elespectador.com

Amazon fue el centro de dos noticias ayer.

Por un lado, durante la inauguración de la Feria del Libro de Fráncfort, la empresa de Jeff Bezos anunció que creará una tarifa de venta de 9,99 euros para todos los libros electrónicos luego de llegar a un acuerdo con, entre otras, la editorial Bastei-Lubbe. Por otro, la Unión Europea anunció que le abrirá una investigación en la que se analizarán sus arreglos fiscales en Luxemburgo (donde está su sede central europea), bajo la sospecha de que dichos acuerdos “entrañan subsidios indirectos con los gobiernos que tratan de atraer negocios en detrimento de otros países miembros” de la Unión.

Ambas noticias llegan justo cuando Amazon libra varias batallas con editoriales y escritores. Una semana atrás, autores como Philip Roth y Salman Rushdie se unieron a otros cientos que señalan a Amazon de desincentivar la venta de libros de la editorial Hachette a través de su plataforma, luego de que este grupo editorial (uno de los más grandes en Francia y en el mundo, con ingresos de US$14.000 millones al año) se mostrara en desacuerdo con que Amazon pretendiera regular los precios de los libros electrónicos en US$9,99. Es decir, Hachette protesta por la misma estrategia que la empresa llevó a cabo ayer en Alemania. Las directivas de la editorial aseguran que el precio no puede ser el mismo para todos los libros porque los mercados son diferentes. Amazon argumenta que gracias a los ebooks, las editoriales ahorran gastos de impresión y distribución que deberían verse reflejados en el precio final.

En la actualidad, Amazon posee el 65% del mercado de los libros electrónicos. Su competidor en potencia, Apple, se ha abierto campo desde 2010. Sin embargo, su influencia es cada vez más criticada fuera de Estados Unidos. En Alemania, a pesar de este trato (en el que se incluirán 650.000 títulos, 40.000 de ellos en alemán), algunas editoriales como Thalia, Weltbild y Hugendubel crearon el año pasado un e-reader propio que compitiera con el Kindle (propiedad de Amazon). Su propósito es muy simple: “El futuro de la industria alemana de los libros debería permanecer en nuestras manos, no en las de un grupo estadounidense”, dijo por entonces una de las cabezas de Weltbild a Reuters.

Amazon no ha entregado más detalles sobre su negociación en Alemania y la protesta francesa sigue su curso. ¿Cómo logró este arreglo, al parecer regulado por los mismos términos que en Francia?