Fuente: bbc.com.uk
La economía global no está a punto de congelarse, como sucedió con la recesión que siguió al derrumbe de Lehman Brothers en 2008, pero tampoco en 2013 tendrá ese repunte decisivo que le permitirá recuperar el tiempo perdido y ahuyentar los peores fantasmas.
El último informe de Naciones Unidas pronosticó un crecimiento mundial de 2,4% para el nuevo año, un ajuste a la baja respecto a predicciones previas.
El diagnóstico de la ONU es claro: «Cuatro años después de la erupción de la crisis financiera global, la economía mundial todavía intenta recuperarse. En 2012 hubo un nueva desaceleración económica y muchos países desarrollados sufrieron su segunda recesión en poco tiempo».
A pesar de esta fragilidad, Kevin Dunning, analista de economía global de la Economist Intelligence Unit (unidad de análisis de la revista británica The Economist), predice un repunte económico en la primera parte del año.
«Hay varias medidas de estímulo fiscal o monetario lanzadas en 2012 que van a hacerse sentir en la economía real en 2013. La emisión de dinero electrónico en Estados Unidos y Reino Unido, la inversión fiscal en China o el recorte de las tasas de interés en países emergentes van a producir un impacto positivo en la economía global», le dijo Dunning a BBC Mundo.
Por más positivo que suene, no será suficiente. Las predicciones de los organismos multilaterales y de las principales usinas de pensamiento económico mundial coinciden en que no solo este año nuevo, sino también 2014, estarán plagados de dificultades.
El esquivo motor del crecimiento
En el informe de la ONU se predice un crecimiento para Estados Unidos del 1,7%, mientras que la eurozona lo hará con un magro 0,3% (con varios países como Grecia, España e Italia hundidos en procesos recesivos) y la tercera economía del mundo, Japón, seguirá luchando contra las tendencias deflacionarias que la han empantanado.
Los pronósticos varían, pero tienen una característica común: un pesimismo en aumento. En su informe anual de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) predecía un crecimiento global del 3,6%, muy por encima de la proyección que hizo dos meses más tarde la ONU, pero bastante por debajo de la que el mismo FMI había hecho en julio.
Una segunda característica es que todos las proyecciones coinciden en que la zona más dinámica del planeta será nuevamente Asia (6,2% de crecimiento) y que el resto del mundo en desarrollo será un polo de expansión (3,8% en América Latina, 4,8% en África), comparado con el pálido desempeño de los países desarrollados.
En la economía de la posguerra, el crecimiento global dependía del mundo desarrollado. El surgimiento de China e India como potencias globales cambió la ecuación, pero todavía no constituye un nuevo orden económico mundial.
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) siguen representando casi la mitad del producto global. China, apenas un 10% y Sudamérica, un 7%.
Las diferencias de distintas naciones y regiones sigue siendo evidente.
Obstáculos, peligros y desafíos
Aun un crecimiento tan discreto como el que se predice para este año puede descarrilarse si se hace realidad alguno de los graves peligros que amenazan a la economía global.
La eurozona es uno de ellos. En 2012, las 17 naciones que usan el euro como moneda común tuvieron un crecimiento negativo del 0,5%, que escondía en su interior extraordinarias disparidades (la caída de Grecia superó el 7%, mientras que Alemania creció un 0,8%).
El impacto negativo del plan A de la eurozona (Austeridad) y el desempleo masivo –en España se calcula que casi el 27% estará sin trabajo en 2013– prefiguran un año muy complicado tanto en lo económico como en lo político y social.
«Creemos que políticamente habrá una relativa estabilidad, porque no hay partidos con una alternativa a lo que está en marcha. Pero el riesgo de una implosión social es muy serio por el impacto del programa de austeridad», le comento a BBC Mundo Marie Dirone, economista senior de la consultora internacional Ernest & Young.
Una implosión social pondría en entredicho la sostenibilidad del euro y del actual programa de austeridad, y podría disparar una reestructuración de la deuda de varios países, un hecho con fuerte impacto en el sistema financiero.
China es uno de los países que estará más pendiente de la crisis europea. La Unión Europea (UE) es su principal socio comercial: la desaceleración china se debió en gran medida a la caída de sus exportaciones al viejo continente.
Pero China está al mismo tiempo embarcada en un proceso de transformación de una economía que crecía en base a exportaciones a otra que depende más de su mercado doméstico. La asunción, este año, de Xi Pinjing como nuevo presidente de China –ya sustituyó en noviembre de Hu Jintao como secretario general del Partido Comunista– ocurrirá en medio de esta transición entre dos modelos.
«China ha crecido durante mucho tiempo a más del 9%. La prioridad del nuevo gobierno será avanzar en este cambio estructural sin poner tanto el acento en el crecimiento que se mantendrá entre el 6 y el 8 por ciento», le dijo a BBC Mundo la economista china Hong Bo, catedrática de la Escuela de Estudios Orientales Africanos (SOAS, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Londres.
A diferencia de otras épocas, esta vez Estados Unidos no puede arrastrar por sí sola al resto del planeta por el sendero de la recuperación.
Las predicciones de crecimiento para este país oscilan entre el 1,7% y el 2,2%.
Ninguno de los dos pronósticos le permitirá recuperar el terreno perdido con la crisis 2008-2009. Los temblores que han producido las negociaciones entre demócratas y republicanos en torno al llamado abismo fiscal -un incremento automático de impuestos y un corte del gasto público con fuerte impacto recesivo– muestran a las claras la vulnerabilidad de la primera economía mundial.
¿Y América Latina?
Gracias a un mayor crecimiento intrarregional, a una diversificación de sus socios comerciales y, sobre todo, a los cambios que produjo China en la dinámica mundial, América Latina está hoy menos expuesta a los vaivenes del mundo desarrollado.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la región crecerá un 3,8%, más que el 3,1% de 2012 y que la media mundial del 2,2%, pero menos que el 4,3% de 2011.
En Brasil y Argentina se espera que el impacto de medidas fiscales contracíclicas se hagan sentir en la primera mitad del año, acompañando la leve mejoría de la economía mundial. El crecimiento de los dos gigantes del Mercosur debería ayudar al resto del bloque.
Según la CEPAL, el crecimiento estará liderado por Paraguay (8,5%), seguido por Panamá (7,5%), Perú (6%), Haití (6%), Bolivia (5%), Chile (4,8%), Nicaragua (4,5%) y Colombia (4,5%).
México crecerá un 3,5%, siempre pendiente del desempeño estadounidense, que dinamiza su propio rendimiento económico.
El panorama no es sombrío pero, como todo pronóstico, estará a merced de esa fastidiosa amante de lo impredecible que es la realidad.