Como padre o madre, tus palabras son poderosas. Lo que dices y cómo lo dices tiene la capacidad de invitar a tus hijos a profundizar la relación contigo o de alejarlos. Es más, en un sentido muy real, tus palabras representan —o representan mal— las Palabra de Dios a sus hijos. Esto significa que tienen el poder de determinar la manera en que tus hijos vean a su Padre celestial.
Al brindarte una instrucción práctica para una comunicación llena de gracia en medio de la locura de la vida diaria, esta guía accesible te ayudará a hablar de maneras que reflejen la gracia que Dios te ha mostrado en el evangelio.