«Sus peores días nunca son tan malos como para que usted esté fuera del alcance de la gracia de Dios. Y sus mejores días nunca son tan buenos como para que esté más allá de la necesidad de la gracia divina»
Nosotros sabemos que necesitamos de la gracia. En primer lugar, sin ella nunca hubiéramos llegado a los pies de Cristo. Pero ser cristiano es más que simplemente llegar a Él. Es crecer y volverse como ÉL; es buscar la santidad. Esta búsqueda implica un duro trabajo, y es allí donde nos desviamos de la gracia hacia la disciplina, y a menudo cometemos un gran error.
Tristemente, muchos cristianos no comprenden bien cuál es el mensaje del Evangelio. En La Disciplina de la gracia, Bridges nos ofrece una explicación clara y detallada de las buenas nuevas del evangelio y su significado para el creyente. Habla de que la misma gracia que nos conduce a la fe en Cristo también nos disciplina en Él, y de como aprendemos a disciplinarnos a nosotros mismos en las áreas del compromiso, las convicciones, las elecciones, la vigilancia y la adversidad.