Suele decirse que la teología reformada, la cual enfatiza que la salvación es un acto soberano de Dios, tiende a disminuir el fervor por el evangelismo. Sin embargo, este no fue el caso de Charles Spurgeon, el gran predicador bautista de la Londres del siglo diecinueve.
Tal y como muestra el Dr. Steven J. Lawson, Spurgeon predicaba la teología reformada con precisión, pero siempre con una súplica dirigida a los pecadores para que creyeran en Cristo. En resumen, Spurgeon enseñó la verdad del evangelio a la vez que confiaba en su poder para salvar.
Lawson resalta la presencia de ambos énfasis a lo largo del ministerio extenso y fructífero de Spurgeon, mostrando cómo se aferraba tenazmente al evangelio, enseñándolo en todo momento, aun en medio de la controversia y del sufrimiento personal.
El enfoque en el evangelio de Charles Spurgeon es un llamado apasionante a que los cristianos imiten a Spurgeon en su amor por el evangelio, tanto estudiándolo como proclamándolo.