No vendas, haz que te compren

9 de febrero de 2016
Fuente: ElEconomista.mx

Escrito por Angélica Pineda

El origen de la venta tiene su raíz en la naturaleza incompleta y necesitada del hombre, un rasgo primitivo que nos empuja a satisfacer nuestras necesidades y deseos a través de un “trueque permanente”. Pero ¿cómo hacer para que esta relación esté basada en conexión afectiva entre dos personas y la ganancia comercial de la compra-venta?

La respuesta está en el vendedor mismo, en encontrar su vocación y realizar este con un sentido humano, anteponiendo valores como la confianza y la honestidad, señala Álvaro Aldrete Morfín, en su libro “Vender sin vender. Estrategias para negociar con sentido humano”. Lejos de ser un recetario más, el autor más que aportar un plan de trabajo, insta al lector en poner al consumidor en el centro de su actividad, en no vender por cumplir una meta, sino para crear un “cliente permanente”.

La necesidad de comercializar es intrínseca en las empresas, sin esta operación simplemente no podría existir pero ¿se sabe realmente que vender? Una búsqueda en Google arroja más de 10 millones de libros sobre Ventas, pero esta abundancia de información no se traduce en una mejor capacitación. Un estudio en Estados Unidos indica que cada año se pierden 537,000 millones de dólares por clientes insatisfechos; Accenture señala en un informe que 66% de los clientes se cambia de compañía al menos una vez y 88% considera que su proveedor pudo haberlo retenido al darle un mejor servicio.

Capacitar constantemente al personal del Departamento de Ventas, es por tanto, indispensable, no sólo para conseguir más clientes, sino para retener los que ya están con la empresa, pero ¿qué se requiere para evitar ser un vendedor que se muestra ansioso por cerrar un trato y cumplir una meta de ventas?

En una visita a una agencia automotriz, Andrea López, una joven ejecutiva de una empresa fabricante de artículos para bebé, recibió de la agente de ventas, una mujer cargada con 50 años y una sonrisa amable, información referente al vehículo que se ajustaba al presupuesto del prospecto.

“La vendedora me ofreció bonos y otros incentivos, pero dijo que eran válidos sólo por el mes en curso, y que se perderían al siguiente, además dijo que abría cambio de precios en los autos. Consideré su oferta durante una semana y estuve a nada de regresar a la agencia, pero en ese tiempo no volví a saber más de la vendedora”, relata López, quien compró su auto en otra agencia.

Cuando las ventas o los métodos para obtenerlas están centradas en los ingresos se pierde el sentido humano de las ventas, señala Aldrete Morín y subraya que “es importante que el vendedor ayude al cliente a comprar lo que necesita, siempre y cuando lo desee”.

“La venta con sentido humano es la que seduce al cliente sin presionarlo, es la que convence sin presionar con falsos límites de oportunidad, es la que busca lo mejor para el cliente y para el vendedor”, indica Álvaro Aldrete, quien como vendedor de seguros encontró su vocación de vendedor y hoy dicta conferencias sobre ese tema.

No vender, sino hacer que te compren implica construir una relación basada en la confianza y la honestidad de la palabra dada. Es, en pocas palabras, regresar a lo básico, elemento que está dentro de nosotros mismos y es desde ahí donde debe generarse el cambio.

“La riqueza de un buen vendedor la lleva en sí mismo. Todo lo demás: consejos, cursos, conferencias, libros… todo es una mera herramienta que podemos aprovechar o no para capitalizar la fuerza y el poder de venta que llevamos dentro. De nada sirven todas estas herramientas si el vendedor no cambia su actitud interior.

Esto requiere practicar una serie de valores como la honradez y la confianza. “No hay ningún secreto, ninguna varita mágica para tener éxito en las ventas, lo único que se requiere es tener la capacidad para generar confianza y credibilidad entre cliente y vendedor”.

 

Las diez mejores frases que usan las editoriales para venderte un libro

Fuente: Trendencias.com

Por: Sarah Manzano

Un libro es una puerta abierta a otro mundo. Un pasaje a otras épocas, otros países, otras vidas. Una manera barata de evadirnos y hacernos soñar. Esta es la parte bonita de la literatura, la que nos enamora. Sin embargo, y a pesar de todo este halo de romanticismo, no podemos olvidar que el negocio del libro es precisamente eso, un negocio. Las librerías son la jungla y las editoriales luchan cada día por que sean sus libros, y no otros, los que finalmente te lleves a casa. Vender libros no es tan fácil y los editores tienen su pequeño arsenal de frases listas para convencerte.

1. Atrapa al lector desde la primera página
No todos los lectores buscan lo mismo. Sin embargo, en esta época de fast food, fast culture y fast everything, lo imprescindible es no perder comba, enganchar desde el minuto uno o, ay amigo, has perdido al lector para siempre. Evidentemente esta frase funciona mejor con novelas de aventuras e intriga que con tratados de filosofía, pero hay gente para todo…

Funciona porque… nos gusta sentirnos adictos a algo, ya sea un libro, una serie de televisión o a los bombones de café, pero lo cierto es que esa sensación de no poder parar de leer es maravillosa. ¿Un ejemplo? ‘La chica del tren’ de Paula Hawkins.

2. Con más de nosécuantosmil ejemplares vendidos
Nos creemos muy civilizados, muy evolucionados y todo eso, pero a la más mínima oportunidad se nos escapa el espíritu gregario. Un libro cuyas ventas tiene más ceros de lo que tu cuenta corriente va a ver jamás es un reclamo que pocos son capaces de resistir. Lo más gracioso de esta frase es que se retroalimenta ella solita y es que cuanto más ejemplares venda más venderá en el futuro. De perogrullo, sí, pero bien que caemos.

Funciona porque… si lo han comprado nosécuantasmil personas tiene que estar bien. Por fuerza, vaya. ¿Un ejemplo? Cualquiera de los de Larsson.

3. Un libro precedido por la polémica
Ay, qué nos gusta un cotilleo.El escándalo nos va, nos mola, nos da vidilla y esto explica que se pongan a la venta tantos y tantos libros sobre temas escabrosos. No sólo funciona con hechos reales, ojo: basta que el libro haya sido criticado o prohibido en algún lugar remoto para que las ventas suban como la espuma.

Funciona porque… nos va el morbo, qué se le va a hacer. Incluso si no ha oído jamás hablar del libro con ver la palabra polémica vas a acercarte a ver. Y lo sabes. ¿Un ejemplo? ‘Los versos satánicos’ de Salman Rushdie.

4. La mejor novela de Fulanito hasta ahora
Reconozco que esta es de mis favoritas. Proclamar que tal o cual novela es la mejor hasta la fecha nos da ansiedad, pero de la buena. Curiosamente, su mejor novela es justo la que se acaba de publicar y, por supuesto, dejará de serlo en cuanto el autor publique una nueva obra, que irá a ocupar ese puesto. Así hasta el infinito.

Funciona porque… si ya eres lector asiduo de Fulanito… ¿cómo no vas a leer su mejor novela jamás publicada? ¡Eso sería imperdonable! ¿Un ejemplo? Cualquier novela de Stephen King. De hecho, puedes aplicar todas estas frases a cualquier libro de Stephen King SIN PROBLEMAS.

5. Un nuevo clásico
Si hacemos caso a las editoriales, cada día se publican como mínimo tres o cuatro nuevos clásicos. Son títulos llamados a perdurar en el tiempo, a convertirse en un referente cultural, a provocar cambios sociales e inspirar a toda una generación. Eso es lo que pretenden claro, pero pocos lo consiguen, obviamente.

Funciona porque… pocas cosas hay más satisfactorias que poder adelantarse a las tendencias, cual cool hunter literario. Si no se convierte en un clásico siempre podemos echarle la culpa a las masas, que no saben lo que les conviene. ¿Un ejemplo? La saga ‘Dos amigas’ de Elena Ferrante.

6. Ganador del Premio XXX
Pocas cosas funcionan mejor a la hora de vender un libro que los premios literarios. Hablo de los gordos, claro, que los ganadores del certamen de microrrelatos de mi ciudad siguen vendiendo poco. Da igual que sepamos que (la gran mayoría de) estos premios ya están dados de antemano, los libros publicados bajo la etiqueta de tal o cual premio siguen rompiendo las listas de los más vendidos.

Funciona porque… se presupone que un premio conocido es una garantía de calidad. Si te dan el Premio Nobel de Literatura vas a vender libros sí o sí, da igual que no te conociera nadie antes ( y si no, que se lo digan a Herta Müller)

7. La obra que puso de moda… (la novela erótica, gráfica, etc)
En literatura, como en cualquier cosa que podemos comprar hoy en día, también hay modas. Novela erótica, novela negra escandinava, novelas pornográficas con dinosaurios (en serio, es todo un género asentado en el mundo anglosajón)… Las modas van y vienen y las editoriales están más que pendientes para ser los primeros en dar el pelotazo, sabiendo de sobra que todos los demás van a ir a remolque. Como en todo, la veteranía es un grado.

Funciona porque… si nos interesa un género concreto querremos leerlo todo, TODO, incluidos los títulos menos conocidos y, por supuesto, el que desató la fiebre. Faltaría más. ¿Un ejemplo? ‘Cincuenta sombras de Grey’ de E. L. James es el más claro (y utilizado).

8. Un clásico imprescindible de…
Añade la coletilla te que parezca mejor: novela negra, fantasía juvenil, terror sobrenatural, economía tailandesa… Aquí se juega con dos conceptos potentes, lo clásico y lo imprescindible, dejándote claro que no puedes decir que te gusta ese género concreto (la novela erótica, la cría de conejos en libertad, etc) hasta que no lo hayas leído. Ojo, aunque no os lo creáis, sirve para posicionar bien títulos casi desconocidos. Quién lo diría, ¿eh?

Funciona porque… se presiona al lector de manera subliminal, jugando con sus sentimientos y haciéndole creer que su vida no merecerá la pena hasta que no lea este clásico. ¿Un ejemplo? ‘Los 13 relojes’ de James Thurber, una pequeña maravilla de la fantasía.

9. El nuevo Harry Potter/Señor de los Anillos/50 Sombras de Grey
Si no la has visto nunca, es que no has entrado en una librería en tu vida. Añadiendo el nombre de alguna saga millonaria, la editorial mata dos pájaros de un tiro: por un lado, evita tener que describir la nueva obra; y por otro, atrae la atención de esos millones de lectores que desean seguir leyendo más de lo mismo. El truco está en relacionar obras que sí tengan algo que ver que después nos llevamos cada susto…

Funciona porque… es una manera fácil de enganchar a los lectores de un fandom concreto, ávidos de nuevas lecturas. Ojo, también es una manera rápida de decepcionar a los lectores, así que hay que usarlo con moderación. ¿Un ejemplo? ‘Los magos’, de Lev Grossman, apareció como un Harry Potter para adultos y ahora tiene su propia serie de televisión.

10. El libro del que todo el mundo habla
Tenemos frase ganadora. Y es que nadie puede resistirse a quedarse fuera de la manada. Si todo el mundo está hablando de ese libro, será por algo (supones) y, en realidad, lo último que quieres es no poder integrarte en las conversaciones y ser la paria de la oficina. Eso sí, se habrá hablado tanto del libro en cuestión, que a nada que pongas la oreja te lo destripan, así que ya puedes darte prisa.

Funciona porque… si tu peluquera, tu vecina del cuarto y la cajera del Carrefour te lo están recomendando, ya llegas tarde. Te toca leer rapidito. ¿Un ejemplo? Si no has oído hablar de ‘Palmeras en la nieve’ de Luz Gabás es que no eres de este mundo.

Y a vosotros… ¿Qué frase os convence más a la hora de comprar?